viernes, 31 de agosto de 2012

Había una vez...




Es la frase  con que comienza todo cuente que merece ser bien contado. Corrijo, muchos cuentos que merecen ser bien contados. Es un conjunto de palabras que nos lleva a un tiempo indeterminado en que lo que sucede de lo que se cuenta puede ser posible en toda la extensión de hechos que la imaginación podría encontrar, desde posibilidades próximas cercanas al deseo hasta intrincadas eventualidades de seres desconocidos pero que pudieron tomar forma en otros tiempos.

Esta lejanía que nos lleva  a otro tiempo, a otras historias, provoca una disociación directa con las leyes naturales de nuestra actualidad, se puede lograr que los animales hablen, que las transformaciones del cuerpo ocurran,  que los débiles puedan de alguna forma ganarle al más fuerte. Se hace posible el viaje interespacial, el diálogo entre humanos y extraterrestres. Se logra activar ciertos nichos de creatividad en el pensamiento.

Las historias que son posibles asociar al había una vez...  permiten establecer un reflejo iónico en nuestro comportamiento, de manera que se vaya desarrollando un desenvolvimiento en el devenir presente que sea asociable con las ficciones pasadas. Es una inversión, enriquecer con palabras encadenadas en historias, un conjunto de acciones que permitan lograr algo, enseñar a apreciar los misterios del universo, son objetos creativos inapreciables.

El castigo es el silencio. La sistematización del silencio es el establecimiento de estructuras sociales críticas que se enfocan a la repetición de otras voces por sobre la voz propia, el enriquecimiento del pensamiento, el florecimiento de las ideas es el gran contrapoder de los grupos dominantes que necesitan de una maquinaria aceitada para hacer usufructo de las energías naturales.

Somos el había una vez... de un futuro próximo, pero la única forma de que nuestra historia sea contada como una gran fantasía que logró luchar contra esa cosa, ese monstruo, que nos oprime y coarta cualquier relación de vida es que terminemos ganando, que saquemos la voz y la inscribamos en todos sus tonos en las memorias de nuestros futuros. Fluir en el caos.

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