lunes, 6 de agosto de 2012

Como medio siglo y seguimos igualitos.

 
Estamos en Chile y creo que con decir eso debiera bastar para entender todo lo que estamos viviendo como personas naturales de este país tan flacuchento.

 Pero es bueno rescatar algunas palabras notables, de un libro notable, de un autor notable. Digo que quien no ha leído a Pablo de Rokha se lo ha perdido cuáticamente, y podrían empezar con Idioma del Mundo (editorial Das Kapital- Chilena), del cuál voy a rescatar los siguientes trozos del pastel.

De Frente de Combate a las Tierras Baldías, lo siguiente:

Y el que viola la ley de los salarios mínimos en la propiedad rural, descapitalizada por flojera y por torpeza, como cualquier potro a yegua cualquiera y alquila un inquilinaje hambriento y piojoso, al cual encasillan la oligarquía y la Iglesia, monta el capataz y da una galleta y una gran patada en la mañana, un plato de porotos con gorgojos, cuando el sol se estará riendo, como cerdo bien comido,medio a medio del cielo y un adiòs de terror y hambre, atardeciendo, porque el pobre héroe del campesinado no está organizado y los patrones son feroces, al que abusa de la güasita y la arroja mal parida del hospital a la casa de putas en la cual siquiera silfizará al magistrado, al diputado, al hacendado acaparador y divinamente cornudo, el que arroja el vino por el precio inmoral a las cunetas y a las acequias, después de haber logrado su flor de sol con resplandor adentro con sudor y dolor humano, y se revuelca ensillado en la especulación, resollando como garañón o como obispo o pavo cebado o ganso dopado o alimentado como un tiburón sagrado, exclusivamente para la cópula, y se ríe, riéndose de los suelos malditos, a cuya lágrima nadie le responde, ¿no merece ser capado con cuchillo mellado y degollado con serrucho enmohecido en las tinieblas?  

Como se vé, todo esto sigue pasando y los frescos de entonces tuvieron hijos iguales de frescos, es una escuela tradicional y respetada en la oligarquía de nuestro país.

Pero también Pablo de Rokha nos habla sobre la educación de ese entonces, en el poema Escuelas primarias chilenas.

Como un copihue agropecuario de condición frutal es un panal de abejas o un nido de calandrias en un camino real, la Escuela Primaria Chilena.

Brama el río funeral de la miseria por adentro de sus cimientos y en su barco flamea el pabellón de lo épico.

El coraje forestal del profesor defiende a la desnutrida criatura proletaria, y la niña maestra es una gran paloma del saucedal obrero, en el cual Chile se define en lo heroico y sus categoría.

Los quillalles, los boldos, los peumos, los maitenes cantan la tonada de la nacionalidad en la guitarra de la entraña escolar y el roto relumbra en su corazón.

La batalla social de los desamparados la plantea como vivencia y lenguaje de multitudes y adentro de sus techumbres desesperadas se esta´n criando las semillas de las banderas del porvenir, como grandes portros.

Porque la sombrte de la patria la cobija como a la esposa natural del pueblo, que asciende ataúd por ataúd...

Todo un canto a la antigua escuela primaria, nido de todo progreso social. Esto si que ha cambiado para peor y Chile está en una completa crisis social. Por suerte no estamos muertos, estamos vivos y algo tenemos que hacer más allá de hablar contra el sistema, tenemos que comenzar a cambiarlo, a dejar de respetar a ese político gordinflon y fresco de raja, y a construir una cultura colectiva y colaborativa en que la educación se el foco de nuestro futuro.  
    

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