domingo, 24 de junio de 2012

Plantar un Canelo.



Muchos de mis actos son realizados porque me dan la imagen de historias que ocurren en mundos paralelos; es una intuición muy pura que me permite sobrepasar los análisis de ventajas - desventajas y actuar para ver que es lo que desencadena: caos o su equivalente contrario: orden.


No hubiera dado lo mismo si mi elección fuera otro árbol, como un arrayán, un laurel o un gingko biloba. Tampoco hubiera dado lo mismo el lugar en que lo plantase. Escuchar los pulsos de la naturaleza para poder intervenir de algún modo coherente. Transmite confianza en los actos, si es el árbol correcto y el lugar lugar apropiado crece con toda su potencia que guardan los genes. 

Es al salir de casa donde se puede ver, por su proximidad a una llave de agua puede sobrevivir muy bien los inviernos y veranos; a metros de la puerta de entrada llama a verle. La forma en que crece enseña con sus ramas espaciadas y desnudas hasta poco antes de sus extremos, creciendo sus hojas ovaladas orientadas a la luz. Es tal su ingeniería natural que logra captar cada fotón que llega a su superficie; transmitiendo además al tocarlas frescura y respiración.

La gente de la tierra (Mapuches) lo saluda como su árbol sagrado, yo también lo hago. Aunque a veces pienso que soy más espacial que terrestre. Pero toco y respiro canelo y se calma mi desorden, me da confianza, porque soy el verde que crece en él.

1 comentario:

  1. Excelente sentir y escrito!! sobre un gran Árbol, me encanto. Saludos

    ResponderEliminar