domingo, 12 de agosto de 2012

Las Aventuras del Hacha Maldita III



Los tratados.

Al caer la mujer el hacha salió disparada hasta el borde del rio. Los chamánes osos habían observado la poderosa fuerza espiritual que emanaba desde el artefacto cada vez que se agitaba en la batalla. Le advirtieron a Turdan que no la tomase, pero la euforia le hizo ignorar los consejos de los sobrevivientes y la tomó on sus garras. Desde el cielo asonó un rujido tremendo que partió la luz del día. Fue la noche más larga que en años podría relatarse.

Para prevenir las tragedias futuras el ejército de osos sobrevivientes se sometió a un ritual de purificación y sacrificio en el que cada uno aportaba algo de sangre en una fuente común y se preparaba un brebaje con hierbas de la montaña que debía beber el rey para poder encontrarse con el alma del arma. Era posible si, pero lo más peligroso del mundo conocido. El hijo de Turdan, Malek, decidió que debería acompañar a su padre en el viaje ya que, frente a cualquier situación, sería el heredero.

Consumieron el brebaje y bailaron en torno al fuego, atrás los tambores retumbaban rítmicamente de manera que ayudaban a sumergirse en el mundo de lo onírico, de las visiones, en donde las vibraciones son distintas y se permite a los habitantes de la tierra conectarse con los habitantes de los mundos espirituales. Al momento de hacer efecto, padre e hijo, se sintieron llevados a un portal antiguo, la primera cueva de sus ancestros.

Los antiguos bosques que estaban protegiendo, protegidos en efecto, del consumo desalmado de esos hombres, se veía entonces pequeños, de verde claro y otras bestias, algo distintas eran las que rodeaban y pululaban los bosques. Observaron como uno de sus ancestros se preparaba para un viaje larguísimo  era despedido por la tribu. Le siguieron.

Todavía no entendían lo que buscaba, tal vez eran los límites del bosque, algún tesoro del que nunca supieron nada. A veces era un río  el que cruzaba, para hacerlo juntaba algunos troncos caídos  los ataba con lianas que abundaban en las cercanías. En otras ocasiones subía a una montaña y olía todo, observaba cada roca. En un momento se adentró en una cueva muy estrecha y le siguieron.

Núnca más le vieron, pero siguieron el camino hasta que se hizo muy cálido y sintieron un calor extremo, el camino volvió a subir hasta dar con una zona iluminada a tramos por orificios y rendijas que atravesaban la montaña. Llegando al final del camino se encontraron con un pozo de lava, bajaron unos cincuenta metros hasta el borde. Volvieron a ver a su ancestro, le vieron descendiendo desde el otro extremo pero no tuvo la misma suerte, cayó en el pozo y le vieron morir.

Un salto, entran a un gran palacio, de esos que construyen los hombres y ven a un gigante sentado en el trono, gigante para los hombres que conocían, pero del mismo tamaño que los osos. Le vieron que se paraba al momento en que entraban y esperó a que se acercaran. Era otro idioma con el que les hablaba, sin embargo le entendían.

-Osos, Turdan y su hijo, ¿no? Una sorpresa que me logren encontrar, se nota que llevan una fuerza tremenda en su interior.

-Es así, somos nosotros, y llevamos toda la fuerza de los osos. Eres tú el alma …?

-Pues como le llamen, soy lo que va dentro del artefacto al que llaman hacha, y me alimento de sus éxitos, de la sangre que derrama, de cada elemento vital que roza.

-¿Cuál es el sentido?

- No lo entenderan, pero existe algo que se llaman los tratados entre los mundos.

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