miércoles, 29 de agosto de 2012

Más allá de la vida




No aceptó jamás la normalidad que le imponía el paso del tiempo. Su mente, la imaginación tan fértil que le inundaba le exigía vivir varias veces lo que le proponía el valor medio en años de la vida, todo lo que debía o podía hacer le requería uno o dos milenios, lo tenía todo calculado. Entonces su primer problema era lograr establecer un método para elongar la vida, sea científico o místico.


Comenzó estudiando los secretos de las hierbas, cuales son aquellas que sanan y cuales te envenan. Las que emiten un perfume embriagante y cuales uno suave que alivia. Aquellas que sanan las heridas y las que las abren. Los frutos de cada una y sus propiedades. Se dio cuenta que debía profundizar aún más los conociemientos para llegar a la certeza, se abrió camino a la biología y la química.

En ellas fue descubriendo el juego al que se sumergen las células orgánicas y de como fluyen y hacen fluir las moléculas. Como distintos elementos es posible enfrentarlos para conformar distintas estructuras que afectan a la vida de una manera u otra. Como ellas vibran ante las emociones reflejadas en el sonido, la música, sonidos ordenados mediante rítmos y melodías, sin haber un parámetro o regla determinada.

Su mente comenzó a brillar trabajando con los instrumentos de música, logró desconectarse del resto del mundo para concebir toda diferencia de un aparato de otro, de como logran combinarse y generar esa mezcla tan dueña del aire que captura cada sentimiento. Logró interpretar ese juego, mostrarlo, pero también encontraba la forma de describirlo, de establecer un patrón dentro del caos.

Y se le metió en las manos la física con todos sus fenómenos y movimientos, las matemáticas y todas sus aplicaciones, tuvo que aprender de construcción, de electricidad y mecánica. Entender y controlar el caos con los recursos más próximos. Ahí comenzó a comprender que lo que debería hacer para sobrevivir es una gran máquina mística.

A lo largo de esos casi diez y ocho años en que emprendió la búsqueda de ese conocimiento, que permitiría expandir su tiempo de vida, había realizado una gran recopilación de documentos místicos en donce se mencionaba el encuentro de los humanos con los dioses, aquellos seres de rango superior que fueron los primeros guías, las figuras y patrones aparecían y repetían según la situación. Se mostraba un objeto clave en cada caso.

Dedujo que debería provocar el encuentro con ellos, que debería diseñar y construir el objeto de tal manera que permitiera la comunicación. Hizo un recorrido sobre cada material noble y escogió algunos de ellos debido a sus particularidades, algunos los cominó, otros los diseñó para estar particularmente colocados en cierta zona del objeto. El diseño debería ser tal que sería un instrumento que emitiera sonido pero no debería ser tocado.

Una cosa era el instrumento otra cosa era los sonidos, ¿qué melodía tocar? Estudió nuevamente el efecto del sonido sobre las partículas. Descubrió que para algunos tonos, a cierto volumen, a cierta frecuencia, las partículas se contraían y expandían a velocidades inusitadas. Cada molécula que compone una materia orgánica tenía esta particularidad, Por lo que escribió la primero obra musical que lograba una transformación completa del cuerpo.

Ya era anciana pero estaba segura de que eso no sería una barrera para realizar todo lo que había anotado en tres mil cuadernos, cada idea e invención, además de saber como hacerlos ya que sus conocimientos habían llegado a ser vastos. Ejecutó la obra y logró comunicarse con esos seres de la otra dimensión.

Ellos estaban claramente sorprendidos, habían olvidado a esos humanos porque se habían transformados en seres completamente aburridos. A ella la esucharon, le dijeron que podían hacer lo que les pedía pero que le podían ofrecer algo mejor, en la tierra había cumplido con creces lo que cualquiera podía hacer, que ella merecía estar con ellos, le ofrecieron transpasar las reglas del tiempo y, que su máquina para los efectos que ella lo había diseñado, sería utilizado por las futuras generaciones que llegarían a estudiar su obra.

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