miércoles, 11 de julio de 2012

Flaca Maldita

 

¿De qué te alimentas,

de la sangre de tus impostores

de las lágrimas de tus padres,

que ríes como si fueras

dueña de este mundo?



Insana trepadora de montañas ardientes

¡Mira! Como todos nos ocultamos

de la malicia de tus ojos pardos

y evitamos tus aromas axiomáticos

que se derrumban sobre nuestra tierra.



Un día sembraste un tulipán

y lo regaste con lava infernal

para cultivar flores de acero

y clavarlos como estacas en esos músculos

que laten 70 veces por minuto.



Otro día circulaste por una ciudad

engalanada de reina de todos los feudos

por la tarde te emborrachaste

asesinaste a los caballos de tu carruaje

los descarnaste para tener sólo los huesos.



En las noches sales a cazar

de copa en copa de los árboles

por los bosques del mundo

cada ave que falta a tu colección

de ornitóloga despiadada.



¿Qué pretendes, con todos tus actos

con todas tus épicas decadentes,

lamer el sudor de los que temen

la fortaleza de tu sombra

o lo desvalido de tu aperiencia?



Puedes llegar a ser el radio

de todos mis círculos

desmembrarme, descubrir mis intestinos

cortar mi cola de quiltro calleja

cazar mi lengua de laucha campesina.



Puedes esperar una sincronía universal

de estrellas caídas soobre los planetas

y esperar dominar el mundo

para satisfacer a tus demonios

y no podrás, no podrás

mas que quebrar mis manos.



Porque yo soy el que hace el peso

a todos tus actos en la balanza del perro

el que camina por las sendas

tres veces sin fin de Möebius

con alpargatas de fiel cañamo.



Me quieres como el Edipo

que resuelve tus acertijos

pero no pretendo seguir tus caminos

que acaban en desgracias

en tragedias inevitables.



Y así, flotas como si nada

con ningún tornillo que te ate a la tierra

ninguna cuerda que amarre tus mechas etéreas

con ninguna muralla que impida tus pasos de angel

con ningún dios que te condene.



Pero si quieres ocultarte entre la multitud

debes aprender a usar la cuchilla

y pitiarse a los cuicos pollos

que se crucen con tu mirada

y desaparecer con pasos de lanza.



Y enfundar tu cuello, tus manos

para parecer más terrible de lo que eres

y enlodar tu rostro con el polvo

que levanta la tempestad

del enfrentamiento de nuestros venenos.



Y nunca olvidar, nunca

que hay casas, que hay ventanas

puertas que abrir, que derrumbar

orificios que agrandar

cuevas que explorar.



Que las hormigas seguirán

cavando sus hormigueros

las abejas haciendo su miel

los planetas girando

y nosotros muriendo.

2 comentarios: