miércoles, 25 de julio de 2012

Matar la Burla.

 

¡Ah! que atroces recuerdos se despiertan en su memoria, cree que una de las razones por las que terminó odiando, apestándose de la escuela era la gran carga de burlas que caían sobre él. ¿Y qué? Si prefería andar pensando, soñando, historias imaginarias a andar haciendo tonteras, su mente flotaba pero sus pasos tenían que tocar el mismo polvo de esos cabros miserables.


Y la mirada perdida en selvas, cuevas, árboles entrañables, no evitaba cada garabato, que no terminaba de entender, que le dirigián sus compañeros; no era en realidad lo importante. Que huevón, que pavo, que agilado. Todo eso que le daba un rabiar interno que le hacía llorar cuando llegaba a la casa. Pero sus mismas lecturas le fueron enseñando a concretar su primer acto de rebelión, no aguantaría más, mataría la burla sin importar de donde viniera, de la profesora con aires crudos o del compañero gigantón.

¡Ya basta! Se repetía cada vez, en adelante, que le llamaban. Pero se sentía incapáz aún, pero su timidez iba disminuyendo porque el carácter brillante de sus ideas iba aumentando, la gran mente iba floreciendo y necesitaba expresarse con todos los niveles de poder que iba escalando.

Del poco orden que se lograba,  en las clases de matemáticas lograba un fluir armonioso de lo que se enseñaba con lo que pensaba. Entre números, signos, y un leve canto interior, se iba procesando la clase con facilidad. Pero sonó desde el asiento inmediatamente trasero, el Le Caro, diciendo "ahueonao, ahueonao" y la sangre hirvió requetecontra rápido y zas le pega un cornete en l'hocico que lo deja turulato y sangrando al cabro, que era harto más maceteado, pero con eso se impuso el respeto y cambió la cuestión.

Así es como se mata la burla no más, achorandose, el más pollo tiene que hacerse rebelde.

2 comentarios:

  1. Los niños y adolescentes son capaces de vivir esas burlas como un auténtico drama, una tortura tremenda que puede llegar a conducirlos a la más total desesperación, si nadie les habla de lo mucho que Jesucristo los ama. Sólo su amor divino nos salva del hoyo negro de nuestros pecados.
    Un saludo

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  2. Un drama al que hay que rebelarse, no tienen que aguantar no màs. Pero no se que tenga que ver Jesucristo, ese es de otro cuento más abajo.

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