viernes, 7 de septiembre de 2012

Un par de meses



La poca esperanza de tener buenos resultados desapareció porque comenzaron a llegar aquel día viernes por la tarde. Los atendió uno a uno, a los tres, y su ánimo comenzo a mejorar. Había esperado unas cuantas semanas desde que puso el aviso, pequeño en un recuadro al costado derecho de la página de uno de los diarios más leídos, para que se interesase gente en su proyecto fabuloso de atravesar caminando el polo sur.

Era su sueño desde niño y jamás había tenido la posibilidad ni siquiera de tocar la antártica. Sin embargo, al morir su abuela, recibió una increíble herencia radicada en enormes terrenos y lujosos edificios en sectores inmobiliarios y turíticos. Lo suyo era la aventura pero, para tales efectos, necesitaba de buenos compañeros que pudieran enfrentar loa avatares del tiempo, en que lo usual es tener frios intensos, nevadas y dificultades de todo tipo. Conocer el desierto blanco para calmar esa ansiedad misteriosa.

Llegó un ingeniero eléctrico, que podía solventar problemas de energía en base a reacciones del agua. Una bióloga que estaba interesadísima en investigar las especies vivientes en condiciones extremas, además sabía cocinar. Una geóloga que había estudiado profundamente las costas del continente blanco y deseaba profundizar sus conocimientos. Ellos eran amigos y recientemen habían terminado de estudiar en la universidad, el aviso lo habían visto en un asado, cuando preparaban el fuego y, como estaban medios en las nubes, se entusiasmaron en esa locura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario