Un click más en el engranaje del tiempo, casi no pudo dormir pensando en lo que se haría, su mente inquieta se retorcía hambrienta de ideas nuevas para transformarlas en historias. Llovía, de todas maneras se levantó al segundo tono de su teléfono avisándole la hora.
Cuando se empezó a dar cuenta, a medida que pasaban las sesiones y conversaciones, que la mujer organizadora de abrigo rojo, muy amable por lo demás, se asemejaba a una memoria remota que retenía, se percató de que el hailla había efectuado su trabajo dirigiéndolo a uno de los nodos de destino en donde se concentran los importantes hechos de la vida.
Reminiscencias que le dieron la seguridad para poder actuar con sinceridad y aprovechar el potencial conectado de todas las personas reunidas.
PD: el Hailla es una marraqueta filosófica.
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