La misma pregunta que muchos se han hecho, de por qué el mundo a veces resulta tan terrible. Que está construido en base a lo peor de lo nuestro, que somos seres caídos, pecaminosos, sin remedio. Es agobiante, no hay clamor a ningún poder que pueda resolverla. Es dar otra mirada, somos lo que queremos ser haciendo.
La cuestión al final está en la propiedad, el acto de adueñarse de algo en vez de dejarlo fluir rompe todos los esquemas de la naturaleza. Nada es de uno, uno usa y genera nuevas conexiones con el mundo utilizando las ideas y objetos. Reconocer que hay más que competencia, buscar la esencia contraria que nada puede apropiarse, aprender a colaborar, a aprender para enseñar a enseñar.
Claro, explicar el mundo así se hace algo más complicado. No es tan simple aprender a explicar las distintas dimensiones de nuestro comportamiento. Pero todo es como un fractal del universo, árboles, neuronas, nuestras relaciones. Lo que va prevaleciendo replica esa figura exquisita y poderosa que lo comunica todo.
Es así cómo hay seres humanos que han dedicado gran parte de su vida a devanar estos misterios. Una de ellas es Elinor Ostrom, en que más allá de lo científico de su investigación, también tiene un componente creativo y poético, ya que llama a poner en la práctica, a imitar formas de ser que rompen los esquemas modernos de apropiación.
Nació y murió hace una semana, sin embargo se puede decir que hay que estar orgulloso de ella ya que ha hecho un gran aporte a las ciencias económicas. En donde el desarrollo y construcción de comunidades que trabajan con los bienes comunes de manera sustentable es crucial para desarrollar una sociedad nueva.
Por eso es que la saludo y hago un llamado a todos para que aprendan y pongan en práctica las formas de ser colaborativas :).
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