viernes, 22 de junio de 2012
¿Qué le falta a tu cebolla?
Pareces carnicera de flores rotas
con esa fragilidad de junco
rubio se dobla con el viento
dando a cada tono de tu melodía
un compás de labios rojos.
Llevas un álbum de hojas
que te traducen los murmullos
de la tribu que baila al fuego
la misma danza de sus propias llamas
para lanzarse a la caza de la risa.
Y masticas con lentitud cada hoja
que tiene un sabor a cebolla dulce
asada entre las brasas salvajes
que hace trastornar de locura
los pasos, los tam-tam de los tambores.
Más que sombra, más que sol
golpeas, golpeas, golpeas
con tu martillo de hierro
y clavas y armas con tus manos
el puente que supera nuestras fronteras.
Desde una esquina delirante
un quejido mental alumbra
los abrazos de brazos sin manos
sin la sangre que se desató
cuando fueron cortadas al filo del hacha
Ya no hay nada que aprender
dicen las voces desde las sombras
ya no hay nada en el espacio
de nuestras ideas hechas
por las penumbras de las hachas.
Juegas a buscadora de hechizos simples
que quiebren esa línea estricta
de los suspiros sin esperanzas
de los llantos secos por el abandono
para llegar a casa de la risa exhaustos.
Cuando el tráfico ha sido inmenso
suben heladeros, suben cantores,
suben payasos, suben ladrones
Y nos abrazamos para capear el invierno
y los gruñidos de los viejos mañosos.
Y más que abrazos nos ponemos a bailar
en el centro de la cuncuna
una cueca chora con escándalo
aunque nadie sepa bien de donde
de donde venga la cueca que se baila.
Giramos, saltamos y zapateamos
Y siempre una lata de cerveza
en la mano en vez de pañuelo
O de un trago tomando pipeño
nos caemos de la risa.
A quien clavamos a quien
Si se nos caen los números
Si se nos elevan la letras
Le ponemos el ajo y el ají
a la dulzura de tu cebolla.
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