Dentro del Capítulo 1 hay una sección dedicada al coltán, que les transcribo acá para que tomen conciencia de las implicaciones que conlleva consumir o comprar tantos aparatos electrónicos, si tienes un celular usalo hasta el fin de los tiempos, si tienes computadora no te engolosines comprando tantos tablets y consolas de videojuegos por favor! El planeta se pone seriamente en riesgo por tus placeres egoistas.
"Coltán.
Hay otro mineral sangriento que
está presente en todos nuestros teléfonos celulares, reproductores de MP3,
controles remotos y Playstations: el tantalio, derivado de una mena que en la
jerga minera se denomina “coltán”. Es célebre por su resistencia al calor y a
la corrosión por ácidos, incluso cuando se lo sumerge en un ácido.
Aunque el coltán también proviene
de otros países, como Australia, Brasil y Canadá, el 80% de las reservas
mundiales están en el este de la República Democrática del Congo, una región
políticamente inestable y plagada de violencia. La extracción de coltán
congoleño ha financiado brutales fuerzas guerrilleras y a sus partidarios en
países vecinos, como Ruanda, Burundi y Uganda. El coltán se extrae con métodos
muy básicos: se desentierra y se tamiza en bateas, tal como trabajaban los
buscadores de oro que llegaron a California en 1849. En el año 2000, cuando su
precio internacional se disparó a 300 dólares la libra de mineral refinado (en
parte a causa del gran lanzamiento de la consola de juegos PS2, de Sony), miles
de congoleños se abrieron paso por las exuberantes y verdes selvas para
conseguirlo, destruyendo parques nacionales y otras tierras prístinas, matando
gorilas para comer y arruinando hábitats animales. Diversos ejércitos
(oficiales y rebeldes) se lanzaron a apoderarse del negocio, a menudo empleando
a niños y a prisioneros de guerra. También violaron brutalmente a las mujeres
del lugar (la ONU calculó 45 mil violaciones sólo en 2005) e introdujeron la
prostitución y el comercio ilegal de armas. Oona King, una integrante del
Parlamento británico, describió así la situación: “Los niños del Congo son
enviados a morir en las minas para que los niños europeos y estadounidenses
puedan matar alienígenas imaginarios en el living de su casa”
La extracción del coltán ha sido
un negocio enormemente lucrativo tanto para los rebeldes como para los
ejércitos oficiales del Congo y sus países vecinos. Se estima que el ejército
ruandés, que ha ocupado diversas partes del Congo de forma intermitente en el
transcurso de la última década, ganó 500 millones de dólares con el cóltan
congoleño entre abril de 2007 y octubre de 2008. Además, claro está, las
corporaciones que venden los productos fabricados con coltán también acumulan
ganancias masivas, y en su mayoría invierten mucho más en publicitar el último
aparatito que en acabar con la larga estela de violencia que suele dejar este
metal.
El activista congoleño por los
derechos humanos Bertrand Bisimwa sintetizó así la percepción que muchísima
gente tiene de su país: “Desde el siglo XIX, cuando el mudno mira hacia el
Congo, ve una pila de riquezas con habitantes negros inconvenientemente
sentados encima. Erradican al pueblo congoleño para apoderarse de las minas y
los recursos. Nos destruyen porque somos una inconveniencia”.
Algunos fabricantes de artículos
electrónicos han declarado en público su proscripcción del tantalio de origen
africano; sin embargo, tal como se ve en la película Diamante de Sangre, el compromiso se seguir la pista de tantos
traficantes y comerciantes para ratrear la fuente de origen es mucho más fácil
de declarar que cumplir. Una iniciativa más prometedora es la creación de una
base de datos sonde se registren las “huellas digitales del coltán”, tarea
factible porque cada sitio de extracción tiene una historia geológica distinta
y produce un metal con una composición específica. Esta base de datos, aún en
construcción, permitiría crear un sistema de certificación internacional para el
coltán similar al Proceso de Kimberley, de modo que los fabricantes de
artículos electrónicos puedan abastecerse de coltán de minas legítimas que
cumplan con condiciones laborales y normas ambientales aceptables.
Sin embargo, la solución por
excelencia –no sólo en el caso del coltán, sino también en el del oro y otros
metales presentes en los productos electrónicos actuales- consiste en
incrementar la durabilidad de los aparatos y expandir su vida útil para no
tener que descartarlos y reemplazarlos con tanta celeridad. También es preciso
exigir a los fabricantes que acepten la devolución de los artículos
electrónicos cuando hemos terminado de usarlos. Los programas de devolución,
hoy obligatorios en toda la Unión Europea, permiten que los fabricantes recuperen
el tantalio y otros ingredientes para reutilizarlos en la producción, evitar
que los desechos electrónicos terminen en rellenos sanitarios y disminuir la
presión de extraer más metales.
Earthworks, un grupo
ambientalista de Washington que se especializa en cuestiones de minería, estima
que el reciclado de 130 millones de teléfonos rendiría aproximadamente 202 mil
onzas de oro y otros metales preciosos. En Estados Unidos se desechan 150
millones de teléfonos celulares por año, junto con más de 300 millones de otros
aparatos electrónicos. Se estima que en los hogares estadounidenses hay otros
500 millones de teléfonos celulares en desuso. He ahí una buena cantidad de
minerales en perfecto estado para (re) utilizar."
Si quieres informarte más, puedes ver el documental:
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