martes, 11 de septiembre de 2012

El último camino



Si nos fuéramos de este país
olvidaríamos los males, los odios
pero perderíamos nuestra batalla
tal vez también la guerra.

Podríamos quedarnos agazapados
en una población callampa
y renunciar al brillo del dinero
así no perderíamos nuestra batalla.

Es la gran batalla eterna
que nadie recuerda
por la que todos derraman
algo de su sangre y rabia.

No perderíamos esta batalla
pero así haríamos mas dura
e inútil la guerra de todos
evadir y no esfuerzo por trancar.

Nos tapamos los oídos por el ruido
de los gemidos y clamores
blindamos nuestros ojos
porque nos duele el horror.

Eso es lo mismo que huir
y quedarse con versos
felices pero nauseabundos
llenos de la mierda del mundo.

No tengo mascara de justiciero
ni manejo ojivas nucleares
para fustigar tanta miseria
tengo si la fabrica de palabras

Fabrica que es campo amplio
donde sembrar los códigos vivos
donde regar con el sudor de los trabajos
donde cosechar la fuerza que llena estómagos.

Así, vamos esquivando las balas
en vez de al mar vamos a la montaña
miramos lo bueno y lo malo de abajo
nos lanzamos al vacio.

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