sábado, 7 de julio de 2012

Hola al Frio

Le vio aparecer más allá de la esquina pero sabía que tenía que escapar en ese mismo instante si es que deseaba mantener su estilo seductor para las chicas del ártico. Su abrigo de hielo le permitía mantener sus mecanismos interiores funcionando en perfecta armonía con sus deseos.

Se encajó su sombrero de partículas subatómicas y partió raudamente por el camino oculto a los hombres y mujeres, una cueva especialmente construida para escapar de su gran persecutor cada vez que alguien indagaba por él. No es que tuviera susto de morir, es inmortal, sino que le tema al cambio, le teme a la calidez, le teme a las sonrisas de las semillas, es el Don Invierno con su aliento impenetrable.

Entonces dejó las tierras de norte y atravesó toda la tierra para instalarse en el sur y hacer caer a los malditos sudacas débiles en el lecho de su hermano muerte. En gloria y majestad con su maravilloso corcel negro para hacer nevar en las altas montañas de los andes, llover y congelar las tierras. Entumecer los cuerpos de los seres vivos, hacer reposar a los árboles  de ciclo alterno.

Hola al frio, que si no le saludamos no vuelve.

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