Se acaba de realizar el primer Festival Libr3 de la historia. Quiero hacer por lo tanto una evaluación a partir de mi propia mirada que, si bien puede ser cuestionable, aporte a la evaluación de todo su desarrollo dado que he tenido el privilegio de poder darle nacimiento desde que era solo una idea que flotaba entre unas cuantas personas hasta que se tornó en algo concreto y colectivo.
Lo que tengo claro es que este primer Festival Libr3 (de cultura libre) era algo que urgía hacerlo. Por lo tanto el compromiso de quienes se involucrarían en su construcción debería ser completo. Fue así que configuré toda mi voluntad para que fuese posible. Ceder de mi tiempo, controlar mi carácter, soportar otros egos. Ver el lado positivo de la posibilidad de una construcción común de una variedad de personas era el objeto en mente que me ha mantenido en pie ante la tamaña y ambiciosa hazaña de este logro.
Un logro que es un primer hito en el proceso de transformación total que nos hemos propuesto como Red de Cultura Libre. Dar vuelta esa cultura privativa, encarceladora, que encierra la humanidad en un círculo de producción y consumo, de individualismo y egoísmo, de destrucción de nuestros ecosistemas, de histeria. Es difícil sí, porque no todo iba a funcionar tal como estaba programado, ni todos iban a llevar el mismo compromiso para que todo se cumpliera como se planificó, tampoco era posible que se lograse cumplir a pie de la letra la serie de acuerdos y compromisos.
Tuvimos que improvisar finalmente para mucho de lo que se había establecido, recombinar códigos, auto-hackearnos para lograr seguir con éxito las actividades planificadas. Charlas y conversatorios que se transfomaron en otra cosa. Como si el mismo caos anduviera rondando por ahí provocándo nuestra provocación. Pues claro, si escogemos un significante significativo como lo es una mariposa, es de esperarse lo inesperado; he ahí mi tranquilidad.
Al auto-hackearnos, aprendemos también de nuestro propio código erróneo -importante recalcar- pero también hackeamos al propio sistema que tenemos en nosotros. Como reflejo hackeamos al mundo. Se comienza a construir un nuevo discurso de vanguardia, dónde está es la evidencia de que las mismas personas deben (debemos) ser capaces de construir nuestro futuro preservando nuestros bienes comunes, coexistiendo con todo el resto de los seres vivos. Las fronteras, la explotación, la apropiación y acumulación como parte de un pasado oscuro que nos ha mantenido separados de la pachamama.
Y así es como hacemos honor a los que nos construyen, a esa Violeta, a ese Nicanor, a ese de Rocka, a esa Gabriela, a Manuel Rojas, Recabarren, Blest Gana y Lautaro; nombres pocos mencionados siendo tantos. Porque tenemos que reconocer desde donde comenzar la lucha en nuestro momento. Ahora es cuando tiene que ser completa, desde esos intangibles bienes culturales a los recursos naturales. Arrebatárselos, reapropiarse del lenguaje, reconstruir un estado de carácter comunitario, colectivo, sustentable, autogestionado. Eso es el presente y nuestro futuro.
Conectados, individuos y colectivos, generando comunidades múltiples, flexibles, solidarias. Es la forma que tenemos para ganar, sobrevivir al devenir que nos aplasta. Eso es la Red de Cultura Libre, más que un momento, una potencia.
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